El mes de febrero es el mes del desenfado. Bajo disfraces ancestrales, cargados de simbología, llega Carnaval, una de las fiestas más celebradas en los valles del Pirineo. De obligada visita son los carnavales de Bielsa, los más auténticos del Pirineo y uno de los más antiguos de España. Trangas, madamas y onsos toman por unos días las calles de esta pequeña localidad.